jueves, 12 de mayo de 2011

LA ULTIMA MODERNIZACION DEL AGRO

En 1973 con el advenimiento del régimen militar al poder político de la nación, se da término al proceso de tranformaciones agrarias del gobierno anterior.

Entre los años 1973-1975 el nuevo régimen se aboca a una discusión interna acerca de las nuevas políticas económicas que se implementarían en el país; así, sólo a partir del último año citado, se da comienzo a un proceso de reestructuración de carácter neoliberal, que en el caso del campo culmina con una acción privatista. Todo lo cual ha sido denominado "Contra-Reforma Agraria".

Los elementos centrales de esta nueva política aplicada al campo fueron, entre otros: la apertura e inserción de la economía nacional en los mercados mundiales, basada en la producción agrícola, sustentada en el principio de las ventajas comparativas; la transformación del rol de Estado, a través del papel de un actor subsidiario; la liberalización de las tierras que pasan a constituir un mercado; la liberalización de los precios de los productos agropecuarios que pasan a regirse según sea la oferta y la demanda, y la elaboración y aplicación de un nuevo plan laboral que proporcionara tranquilidad y seguridad a los inversionistas, lo que significó un retroceso de la organización sindical campesina. Todo esto generó un profundo reordenamiento de la estructura económica, social y política del agro.

Con respecto al sector reformado, el gobierno a través de CORA, realizó lo siguiente: devolvió una parte de las tierras expropiadas a sus antiguos dueños en forma completa o parcial; otra parte se licitó a particulares o firmas comercializadoras y por último, un porcentaje de ellas fue entregada a los campesinos, sobre la base, de un sistema de puntajes.

Estos campesinos fueron denominados asignatarios o parceleros. Los predios por ellos recibidos poseían una extensión aproximada de 8 HRB. Estos nuevos propietarios, al no contar con mecanismos de apoyo institucional en términos de capital y asistencia técnica, comenzaron a vender sus parcelas, las que pasaron a engrosar las tierras empresariales.

Hacia 1979, se presenta en el agro chileno una nueva organización espacial de la estructura agraria. El elemento dominante en el paisaje lo representa ahora la empresa agroexportadora, constituyéndose en el eje ordenador-productivo del campo, reemplazando así al antiguo complejo latifundio-minifundio. La nueva agricultura de carácter empresarial conllevó cambios radicales en las concepciones que se tenían sobre la tierra, el trabajador y el tipo de producción agrícola.

Es decir, la tierra, que antes era sinónimo de status, riqueza y capital se convierte en una variable más del proceso productivo, imponiéndose, ahora, sobre ella la tecnología de punta y la inversión del capital. En relación al trabajador agrícola, desaparecieron las categorías de inquilinos, voluntarios y afuerinos y aparece la categoría de "temporeros". En relación a la producción, su finalidad es fundamentalmente, atender las demandas del mercado internacional (frutas y productos forestales).

Esta última transformación agrícola, que ha sido denominada "la última modernización", se vincula además con una super estructura financiera y a un diseño de políticas macro-económicas que las sustentan y le imprimen una dinámica muy particular. Es en este ámbito en donde emergen los grandes grupos económicos asociados a corporaciones trasnacionales de este rubro. Ellos son los que actúan a través del marketing y el agro-business, y se hacen presentes en el mercado internacional.

El modelo neo-liberal aplicado al agro de nuestro país ha producido en nuestro territorio una especialización productiva. Ha surgido una nueva distribución regional productiva, al reconocerse regiones ricas y regiones pobres. Las primeras corresponden a aquella que poseen ventajas comparativas (suelo, agua, clima y fuerza laboral) y competitivas (inversión de capital, infraestructura vial, portuaria, etc.) frente al mercado mundial.

Entre las regiones ricas del modelo, se pueden mencionar desde el norte al sur del país, a la Región Frutícola, la Región Forestal, la Región Ganadera, a las cuales se agregan la Región Pesquera y Minera. (Figura Nº 1).

Sin embargo, existen regiones del territorio nacional que no han sido favorecidas por el modelo al no contar con los requisitos que sustentan a las anteriores, es decir las "regiones pobres" que se manifiestan en el área cerealera y de policultivos, donde persisten economías campesinas cuyas características básicas son : la carencia de capital y tecnología moderna, el uso extensivo del suelo, el uso de fuerza laboral familiar, los cultivos de subsistencia y producción para el mercado interno.

La existencia de estos dos tipos de regiones son las manifestaciones espaciales de una aguda desigualdad regional. Además, esta última modernización ha privilegiado en cierto sentido las desigualdades regionales, porque el modelo económico sin reconocer las particularidades físico-geográficas que el país posee, se ha aplicado en forma homogénea en él.

Ya hacia el año 1992, el agro chileno que ha sufrido más de tres lustros de política neoliberal, comienza a reflejar, nítidamente, la existencia de dos mundos en su interior : el agroempresarial moderno y dinámico, y el campesino, estático y tradicional.

A ello se agrega un fenómeno antropológico nuevo, la difusión de patrones culturales en el mundo rural, provenientes de la urbe y que arrasan con formas de vida, costumbres y valores propios de la vida campesina. Esta situación se agrava en la medida en que las grandes urbes nacionales no irradian hacia el campo nuestros cánones de vida, ya que ellas son el reflejo de la globalización que se impone en forma vertiginosa en la sociedad contemporánea.

Concominante con lo anterior, el paisaje humano que surge de este nuevo modelo económico, ve aparecer otras formas de asentamiento de la población muy disímiles entre sí. Por una parte, los campesinos se concentran en campamentos rurales, villorrios y áreas circundantes a ciudades intermedias, donde conforman verdaderos bolsones de pobreza. A ello se agregan las áreas rurales en las cuales aparecen parcelas y condominios de agrado que obedecen a otra dinámica distinta a la de los campesinos y temporeros y que se caracteriza por generar hábitat de elevados ingresos, de nichos urbanos insertos en el espacio rural. Estas áreas residenciales por la elevada calidad de vida que tienen, representan verdaderas islas en el ámbito rural en nuestro país.

Fuente:

Vicisitudes y cambios en el mundo rural chileno.
La última modernización agraria
¿La gran solución de fin de siglo?


Gladys Armijo Z.
Departamento de Geografía
Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.

Héctor Caviedes B.
Departamento de Ciencias Históricas
Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

http://ceguch.8m.com/estudios1.html

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